Cocinar es mucho más que preparar alimentos. Según los antropólogos (quienes estudian los aspectos biológicos y sociales de los humanos), cocinar fue el paso decisivo para la evolución del hombre. Cocinar permitió mejorar la digestibilidad de los alimentos, el aprovechamiento de las sustancias nutritivas que estos contienen y el desarrollo del cerebro.
Asimismo cocinar es arte, cultura, es una forma de transmitir sentimientos, conocimientos, actitudes, en el compartir día a día y de generación en generación.
Probablemente todos recordamos con agrado alguna comida especial que preparaba nuestra abuela, somos capaces de revivir la alegría de la reunión familiar al sentir el aroma de esa preparación de alimentos, a la vez, deseamos que nuestros hijos y nietos disfruten de esos sabores.
Desde la década de los 50, la práctica de cocinar en casa ha venido en decadencia, cada vez se dispone de menos tiempo para preparar alimentos, se opta por comprar comida procesada industrialmente o comida cocinada, generalmente cargada de sodio, azúcar, grasa, aditivos y preservantes.
Conviene destinar tiempo para cocinar, si no lo hacemos perdemos la tradición de recetas familiares y la oportunidad de comer saludable.
Es importante que las nuevas generaciones aprendan con sus padres sobre hábitos alimenticios que favorezcan la protección y mantenimiento de la salud, esto se logra involucrando a los niños y adolescentes en la preparación de alimentos.
Tome en cuenta que si participan, aprenden sobre las transformaciones físicas y químicas de los alimentos, sobre las combinaciones de sabores, texturas, colores y formas de distintos alimentos, sobre higiene y manipulación adecuada y sobre todo, de los beneficios que las comidas brindan para la salud y nutrición. Además se disponen con orgullo y satisfacción a consumir las comidas que ayudaron a preparar.
Por las demandas de tiempo en el trabajo o en la escuela no se puede hacer esta actividad diariamente, procure al menos hacerlo una vez por semana.
Cuando tenga más tiempo puede hacer preparaciones previas que faciliten la elaboración de la cena diaria.
Cocinar es una actividad laboriosa y entretenida. Se puede aprovechar para darles participación a todos los miembros de la familia, esto provoca un sentimiento de unidad. Cocinar no es una actividad de mujeres, los hombres también deben preparar comida para la familia.
Comer en familia es una costumbre que contribuye a la formación integral de los hijos. Permite la convivencia, compartir y mostrar interés por los acontecimientos que cada uno tuvo en el día, se aprovecha para hacer educación nutricional.
Es una oportunidad para atender al bienestar emocional de los hijos, y para ellos es una oportunidad de comunicarse regularmente con sus padres. Siempre y cuando nos dediquemos ciento por ciento a esa reunión familiar, sin distractores como la televisión, celulares, tabletas, u otros.
Estudios muestran que los niños y adolescentes que comen en familia tienen menos riesgo de sobrepeso, obesidad y de caer en adicciones.
Recuperemos el valor social que tiene cocinar, es importante para la cultura, economía, salud y nutrición de la familia, recordemos el refrán: “Familia que come unida permanece unida”