Son cereales (trigo, arroz, avena, maíz, cebada) y leguminosas (frijoles, lentejas, arvejas, garbanzos, soya) que no han sido sometidos al proceso de refinamiento para quitarles la cascarilla (salvado o afrecho) y otras partes que contienen la mayor cantidad de sustancias nutritivas y elementos bioactivos protectores contra contaminación y enfermedades.
Aportan igual cantidad de calorías que los refinados, pero son más nutritivos y saludables. Contienen macronutrientes, vitaminas E, B, potasio, hierro, calcio, enzimas y distintos tipos de fibra, como prebióticos que estimulan el crecimiento y actividad de bacterias intestinales regulando la salud.
1- Aumenta la sensación de saciedad, ayuda a reducir peso.
2- Enlentece la absorción del azúcar, conveniente para control de glucosa en sangre en diabéticos y pre-diabéticos.
3- Permite la liberación lenta de energía para mejor desempeño en el trabajo y en los deportes.
4- Ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares mediante menor absorción de grasas y colesterol.
5- Favorece el buen funcionamiento intestinal, disminuye estreñimiento, diverticulosis, hemorroides, cáncer de colon.
El tiempo de cocción de los alimentos integrales puede ser mayor que el de los refinados y generalmente requieren más agua.
Consuma un cuarto del plato de alimentos integrales en cada comida, al principio notará más movimientos y gases intestinales.
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